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Otro modelo japonés / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste [31/12/10]

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“Una idea muy pequeña puede cambiar la dirección de la sociedad” fue uno de los planteamientos sobre los que se sustentó la conferencia que recientemente ofreció en el BIArch, el arquitecto japonés Riken Yamamoto (Pekín, 1945), en el que a través de la exposición de varios ejemplos de sus proyectos para edificios públicos y vivienda colectiva enfatizó en la necesidad de proponer una arquitectura des-institucionalizada.

Yamamoto estableció su estudio en 1973 en Yokohama y ejerce desde 2007 como docente en la escuela de posgrado en arquitectura de la Universidad de Yokohama –de la cual es también fundador-, un centro que afirma su proyecto de formación desde el posicionamiento de que ‘la arquitectura está muy relacionada con el sistema social, lo cual no implica que deba someterse al sistema social. Crear arquitectura es reconstruir el sistema social’, una premisa sintetiza con exactitud las convicciones de este arquitecto, que sugiere como referencia los conceptos planteados por Archigram en la década de los 60 para evidenciar la necesidad de generar una arquitectura transformadora. La ciudad debe ser comprendida como una suma de infraestructuras y de servicios, siendo estos últimos los que permiten la evolución de la ciudad.

El planteamiento de Yamamoto trata de plantear un modo de reaccionar contra la dimensión de la arquitectura como de ‘bien de consumo’ que la arquitectura está adquiriendo cada vez con más intensidad dentro de los flujos del ‘fundamentalismo del mercado’. Grandes emprendimientos arquitectónicos levantándose en Tokio y otras grandes capitales del mundo y que se argumenta que actuarán como motores y motivaciones para la ciudad, no son sino elementos aislados entre sí y que acaban haciendo de la ciudad una gran infraestructura estática y del arquitecto, un mero creador de un envoltorio para esos servicios.

“Los servicios definen una capa, una función de la ciudad, y redefinir esa complejidad de las funciones forma parte del desarrollo hacia un concepto urbano más coherente. La forma de subvertir esta situación es la ‘des-institucionalización’ y la intervención del arquitecto es fundamental para lograr el cambio” apunta Yamamoto, proponiendo como objetivo plantear edificios que adquieran una complejidad específica a partir de su potencial para ejercer diferentes funciones.

El planteamiento de Yamamoto aboga por un uso de la transparencia que se distancia de esa aproximación de conceptualismo sensorial –y que se ancla en una dimensión estrictamente estética- que distingue el trabajo de otros arquitectos japoneses. En su caso, la transparencia se concreta como un medio a través del cual el edificio se convierte en un ‘modificador de situaciones’ que puede asumir esa complejidad de funciones, que tal como se hace patente en sus edificios, no debe entenderse como una polivalencia de usos para la estructura, sino como una variedad de posibilidades que permitan al edificio establecer diferentes formas de relación como instrumento de servicio para la sociedad y el individuo. “Transparencia, diversidad y funciones complejas deben integrarse, operar simultáneamente para cambiar las situaciones”.

La Estación de Bomberos Hiroshima Nish es un edificio cuyo interior es transparente, de manera que las diferentes actividades administrativas y de entrenamiento que los bomberos realizan pueden ser vistas desde el exterior. Esta característica hace simultáneamente del edificio un excelente espacio lúdico para los grupos de escolares que visitan la estación, que actualmente también sirve como centro comunitario vecinal. Por su parte, el gran edificio para la Universidad para la Prefectura de Saitama y también transparente de manera que sus actividades interiores se hacen visibles al exterior puede ser utilizado como parque público.

Así, la transparencia introduce un concepto que plantea un modo de subversión con respecto a la cerrada compartimentación presente a diferentes niveles en la cultura japonesa. Plantea modos de generar cauces de apertura, de claridad, de comunicación y vinculación. Esta intencionalidad de cambio político-social está presente también –aunque en este caso no implicando la transparencia- en el Ayuntamiento de Fussa (2008), donde Yamamoto trata de crear un espacio de conexión entre los dos edificios oficiales que lo componen mediante un área que pueda ser utilizada como plaza pública.

Yamamoto expone asimismo la necesidad de trasladar ese concepto al ámbito del diseño de vivienda, señalando cómo ésta ha tendido a ser concebida como unidad de vivienda para una familia nuclear estándar, siendo así una herramienta subliminal de adiestramiento ideológico para la sociedad y facilitando al Estado el ejercicio de formas de control. En proyectos como el complejo de apartamentos Shinonome Canal Court y la urbanización Hotakubo, Yamamoto introduce dos detalles mínimos, pero que marcan diferencias muy claras respecto a los procedimientos convencionales y, con ello, introducen cambios en la forma en que las relaciones espacio privado-público se modifican sutilmente, orientándose a estimular nuevas formas de contacto individual-colectivo. En el primer caso, a una tipología habitual de apartamento urbano en Japón, se le incorpora un acceso transparente que permite ver parcialmente el interior de la vivienda. En el segundo caso, Yamamoto subvierte la composición habitual de este tipo de conjuntos de vivienda al situar una plaza central como patio interior común para todas las casas, de un modo que modifica completamente el sentido de privacidad.

Indudablemente lo más remarcable del perfil de Riken Yamamoto es que escapa al prototipo de ‘arquitecto japonés’ que ha calado profundamente en Occidente y que está más relacionado con la liviandad, un radical minimalismo, preciosismo y una cierta tendencia a la objetualización –a veces caprichosa- que culminan en edificios de sofisticado narcisismo y – para usar el adjetivo de Yamamoto- ‘aislados’. Frente a esto, Yamamoto ofrece peso y solidez material, tecnología dura frente a juegos formales y conceptuales, para hacer edificios que se brindan al usuario y que interactúan y se preocupan por la ciudad.

 

Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste

Publicado en el suplemento cultural de ABC, Madrid - Número 977

 

 

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