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CaixaFórum-Madrid, un edificio imán / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste  [09/03/08]

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Herzog & de Meuron plantean metafóricamente el edificio de CaixaFórum en Madrid como un imán. Como hicieran con la central eléctrica de Southbank en Londres, su tarea ha consistido en diseñar el proceso de metamorfosis de un edificio industrial en un centro público no sólo para que se constituya como un enclave crucial dentro de la dinámica cultural de la ciudad, sino para que actúe como catalizador de una reforma urbanística para la zona. El edificio de la Central Eléctrica del Mediodía, una estructura cuya construcción finalizó en 1901, sobrevivía en el casco urbano de la capital en estado de ruina. "Un edificio prominente que se deterioraba a causa de hallarse localizado en un enclave equivocado", observaron los arquitectos, cuya intervención ha consistido en generar un ejercicio que desvela la estructura de la antigua usina e inserta fluidamente CaixaFórum dentro del eje de museos Prado-Recoletos.

La rehabilitación de estructuras industriales constituye una estrategia crucial de la Fundación "la Caixa": la sede de CaixaFórum en Barcelona se encuentra también en una rehabilitada estructura industrial de gran valor arquitectónico original, obra del modernista Josep Puig i Cadafalch. Resultaba en cierto modo inevitable y predecible que Herzog & de Meuron fueran considerados los arquitectos idóneos para hacerse cargo de la transformación en Madrid del edificio diseñado en 1899 por el arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encina y el ingeniero José María Hernández.

Comparaciones inevitables. Es obviamente inevitable comparar este proyecto con el de la transformación de la espectacular estructura industrial de Gilbert Scott -construida en 1960- en la sede de la Tate Modern que Herzog & de Meuron desarrollaron a finales de los noventa y que supuso la creación de un concepto de arquitectura icónica innovador y elogiable al tratarse de una obra basada en el análisis y no una creación ex nihilo con marca de autor, que lograba no sólo adecuar eficientemente la estructura para cumplir su nueva función, sino que potenciaba al máximo las cualidades que hacían de ésta una excepcional obra arquitectónica. Entre las resoluciones de ambos proyectos surgen las analogías, pero también las diferencias fundamentales.

Como la Tate Modern, CaixaFórum-Madrid adquiere una fuerte identidad como pieza urbana, como eje dentro de un tejido más amplio al que se trata de enriquecer mediante la sinergia generada. No obstante, las cualidades arquitectónicas de la estructura original no han constituido aquí un fundamento decisivo. "Preservar al máximo posible un edificio original sólo tiene sentido si éste posee cualidades excepcionales o la demolición no es una opción viable", explica Jacques Herzog.

Un "lifting" en toda regla. Para insertar los nuevos componentes arquitectónicos se planteó como solución crucial una especie de "operación quirúrgica", consistente en separar y suprimir la base y las partes que resultarían innecesarias. Este "vaciado", suspendiendo el edificio sobre tres pilares, resolvía los problemas de estrechez de las calles adyacentes y permitió la posibilidad de generar un espacio abierto y cubierto que ahora aparece como virtualmente "flotante" a nivel de calle y que actúa como vestíbulo y conexión entre el interior y el exterior. A la restaurada fachada de ladrillo se ha añadido una carcasa con envolvente de chapa de fundición que corona la fábrica y que trata de constituir un diálogo o reflejo del paisaje de los tejados de los edificios circundantes y que se yuxtapone con la cualidad material del jardín vertical de Patrick Blanc, creando una nueva "totalidad" con respecto a la estructura original donde se incorpora la noción de lo orgánico, lo natural (una cuestión subyacente en la arquitectura de Herzog & de Meuron). Se ha incrementado la superficie interna de la estructura inicial, de 2.000 metros cuadrados a 8.000, distribuidos en varios niveles y que acogerán salas de exposiciones, un auditorio con aforo para 300 personas, una mediateca, salas polivalentes, talleres de conservación y restauración, almacén para obras de arte, restaurante y un amplio vestíbulo con cafetería, tienda-librería, además de zonas para uso administrativo. La estética interior se define por la integración heterodoxa de diferentes materiales y formas.

Tal vez, el problema específico de CaixaFórum dentro de la obra de Herzog &de Meuron es que expone la parte débil y vulnerable del modo en que la trayectoria de este estudio ha ido evolucionando durante la última década.

Posición difícil. El dueto hace hoy de su arquitectura un producto: la idea del edificio como objeto de marca que no puede dejar de ser un H&dM para no defraudar a su clientela, lo que ha situado la capacidad de investigación creativa de este estudio en una posición difícil. La adquisición de una dimensión global para un estudio que había surgido como fenómeno reaccionando a unas condiciones específicamente locales, donde el control sobre todos los detalles formaba parte intrínseca de su ideario, ha transmutado ese hecho, abocándoles a concebir proyectos -que exigen una construcción apresurada- dentro de un estilo neo-tecnológico, como el del Estadio Olímpico de Pekín, o a llevar a cabo ejercicios de collage elaborados a través de referencias sobre el lenguaje arquitectónico generador de pieles y texturas que les catapultó al star-system. La auto-referencia es el planteamiento desde el que acometen el proyecto de CaixaFórum. Un edificio atractivo e interesante, aunque se siente que es posible esperar mucha más intensidad de la arquitectura de Herzog & de Meuron.

 

Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste

Publicado en el suplemento cultural de ABC.es

 

 

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