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Aeropuerto con paisaje.... / Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste [31/01/10]

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Podría plantearse que la trayectoria del estudio b720 Arquitectos, fundado en 1997 por Fermín Vázquez junto a Ana Bassat y Adriana Plasencia, se ha desarrollado de manera inversa a la de la mayoría. De una forma, tal vez poco convencional, que le ha dotado prontamente de una responsabilidad y un conocimiento que en otros casos va adquiriéndose a través de los años y que, de asumirse de manera temprana, puede producir vértigo y un seguro fracaso. Al haber comenzando su andadura asociado a referentes de la arquitectura contemporánea de la preeminencia de Jean Nouvel o David Chipperfield, asumiendo la realización de proyectos de gran envergadura y que materializaron la presencia de obras de esas grandes estrellas en España. b720 ha realizado con Nouvel, la Torre Agbar y el Parque del Poble Nou en Barcelona y la ampliación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid; con Chipperfield, el Edificio Copa América en Valencia y la Ciudad de la Justicia en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), localidad donde actualmente está finalizando la ampliación de la Fira de Barcelona, diseñada por Toyo Ito.

Habiendo tomado la decisión de realizar su propia arquitectura, el equipo dirigido por Vázquez ha sabido aprovechar inteligentemente el bagaje de experiencia adquirido en la vertiginosa esfera de los megaproyectos, dotando a su trabajo propio de unas cualidades particulares que, como instintivamente, rehuyen los peores defectos y ambiciones que pudieran atribuirse a dichos megaproyectos, sabiendo reconocer no obstante las cualidades positivas subyacentes en ellos y plantear una interpretación provechosa, que les ha llevado a la concepción y producción de una arquitectura eficiente y atractiva. Esta actitud les ha hecho no anclarse ni obsesionarse en configurar un estilo sino optar por trabajar desde la libertad de asumir cada ocasión como la posibilidad de aplicar la solución más adecuada con la consigna de hacer ‘buena arquitectura’ que está inscrita en su marca fundacional: b720 (‘b’=buena ; 720 = código asignado a la arquitectura en el sistema universal de clasificación de materias). Entre las obras que b720 ha concluido recientemente se cuenta la Plaza del Torico (Teruel), y tiene en proceso de construcción el Mercado dels Encants en Barcelona y el Gran Casino Costa Brava en Lloret de Mar.

Destaca particularmente como uno de los resultados de esta actitud que define su actividad el edificio para el aeropuerto Lleida-Alguaire, inaugurado el 17 de enero de 2010, y que se pondrá en funcionamiento a comienzos de febrero, enlazando la ciudad catalana con París y Palma de Mallorca para, posteriormente, ampliar sus conexiones con Milán y Frankfurt. Ganadores del concurso convocado para esta infraestructura, b720 ha planteado su proyecto entendiendo al futuro aeropuerto como un edificio donde quedasen integren los elementos de la terminal y sus edificios anexos y se establezca asimismo un diálogo con el carácter rural del paisaje y el territorio circundante.

Se trata de un edificio cuyo programa se implanta dentro de dos volúmenes: la torre, de 41 metros de altura que se alza sobre una base de estructura rectangular y se divide en nueve plantas, acogiendo las seis primeras el núcleo de circulación y concentrándose en las tres restantes las salas para el desempeño de las funciones específicas de control aeronáutico y otros usos administrativos; corona la torre un fanal octogonal de 4,7 metros de altura y 4,5 de lado. En la base, de 22, 28 metros y 4,4 metros de altura, se encuentran ubicadas el vestíbulo de acceso, salas de reuniones y diferentes dependencias administrativas, técnicas y de almacenaje del aeropuerto.

Las diferentes funciones y estructuras de ambos volúmenes quedan unificados formal y visualmente mediante la cobertura de la cubierta de la base y las caras longitudinales de la torre con una chapa metálica y maderas que crea un manto, revestido de acero corten, listado con tonos verdes, ocres y amarillos, una disposición y unos cromatismos que sugieren la vinculación del edificio al paisaje de parcelas agrícolas circundante, y la marcada curva dibujada por la cubierta, un gesto a través del que se articula la singularidad para este proyecto cuya superficie total ocupa 3.742 m2.

Tras esos grandes emprendimientos en colaboración antes mencionados que ha llevado a cabo este estudio, encarar este proyecto de un aeropuerto doméstico, alejado funcional y materialmente de las macro-estructuras aeroportuarias, condujo a b720 a plantear un edificio que interactúa con el paisaje en el que se sitúa, comprendiendo que la generación de un objeto rompería con la armonía del contexto e intuyendo que la definición de ‘aeropuerto’ ha cambiado sustancialmente en los últimos tiempos. Si la supremacía de la torre de control, que se erigía sobre el horizonte, estaba ligada a los tiempos heroicos y sofisticados de la aviación hoy, en la era de la masificación de la navegación aérea vía compañías low-cost, hablan a las claras que los valores a enfatizar en la arquitectura aeroportuaria ya no son los del pasado vinculado a la glorificación de la máquina y el progreso industrial, incluso de aquel glamour que Warhol atribuyera al espacio público del aeropuerto, dado que en la actualidad volar se ha transformado en una actividad desprovista de cualquier liturgia o excepcionalidad, y con ello se asume que la estructura debe ejercer el menor impacto posible sobre el entorno. b720 tampoco ha sentido la necesidad de camuflar su edificio sino que ha tratado de fundamentar su singularidad esforzándose en intentar un diálogo de armonización entre la alegoría de la alfombra vegetal que cubrirá al edificio, logrando igualar la importancia de este gesto que produce la marca estética distintiva de la estructura a su papel crucial como elemento que permita otorgar flexibilidad al edificio para un crecimiento futuro sin que éste modifique la sustancialmente la identidad del edificio y la marca de su presencia en el lugar.

Vázquez y su equipo podrían haber decantado la actividad de b720 hacia una producción netamente comercial y de soporte, secundando los emprendimientos de mayores firmas, pero optando por hibridar hacer buena arquitectura con “una voluntad de desvincularse de adscripciones estilísticas, formales o personales” están logrando hoy por hoy perfilarse como catalizadores de esas necesarias transformaciones de fondo que está demandando la arquitectura actual.

 

Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste

Publicado en ABCD las Artes y las Letras - Número 933

 

 

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